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    El rol de las Fuerzas Armadas en la Ingeniería Constitucional Comparada de América Latina

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    Hace unos meses, el presidente saliente de Costa Rica, Oscar Arias, planteó a su colega de Uruguay, José Mujica, abolir su ejército. En una carta que le dirigió el miércoles 31 de marzo, expresó que “queda todavía, en el morral del tiempo, una última utopía: la abolición del ejército uruguayo.”El premio Nobel de la Paz de 1987 argumentó que “Uruguay no necesita un ejército. Su seguridad interna puede estar a cargo del cuerpo de policía, y su seguridad nacional no gana nada con un aparato militar que jamás será más poderoso que el de sus vecinos, que además son países democráticos.” Recordó que para un país pequeño, será imposible salir victorioso en una carrera armamentista contra los poderosos países vecinos. Por lo tanto, indicó Arias que “en las circunstancias actuales, la indefensión es mejor política de seguridad nacional para su pueblo, que un aparato militar inferior al de sus vecinos.”En este momento, Costa Rica, Panamá y Haití son los únicos países de América Latina que abolieron sus ejércitos. Costa Rica es la primera república del mundo en no contar con fuerzas armadas. Abolió su ejército el 1 de diciembre de 1948, tras la Guerra Civil ganada por el Ejército de Liberación Nacional de José Figueres Ferrer. Panamá lo hizo en el 1994 por medio de una reforma constitucional, convirtiéndose en el segundo país de América Latina en abolir su ejército. En Haití, el ejército ha sido desmovilizado en 1994, aunque constitucionalmente todavía existe. En el mundo, un total de 25 países abolieron sus ejércitos.En los demás países de la región se mantienen las Fuerzas Armadas cuyo papel principal es la Defensa Nacional, es decir la preservación de la soberanía e integridad territorial. Algunas constituciones latinoamericanas agregan que les corresponde preservar el orden constitucional. En algunos casos, las Fuerzas Armadas también tienen que participar en tareas relacionadas con la preservación del orden y de la seguridad nacional.Las legislaciones de Ecuador, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Perú y República Dominicana son interesantes, porque contienen la disposición constitucional que contempla que las Fuerzas Armadas pueden aportar su contingente para apoyar el desarrollo social y económico (en temas variados: alfabetización, educación, agricultura, protección del ambiente, vialidad, comunicaciones, sanidad y reforma agraria) o en obras de reconstrucción después de desastres naturales. En todos los casos, se trata de un apoyo esencialmente logístico.En cuanto a los procesos electorales, Chile y Honduras son los únicos países que contemplan un papel para las Fuerzas Armadas en estos procesos. En el caso de Chile, se indica únicamente que las Fuerzas Armadas y los Carabineros tienen el mandato de “resguardar el orden público” durante procesos electorales y plebiscitarios. Se recuerda que Chile mantiene la misma Constitución de 1980, aunque reformada, que redactó el general Augusto Pinochet. En el caso de Honduras el papel de las Fuerzas Armadas es más amplio. Además de ser responsable de los aspectos de la seguridad del proceso electoral, las Fuerzas Armadas tienen el papel logístico de custodiar, transportar y vigilar los materiales electorales.Sin embargo, la gran excepción hondureña, a nivel latinoamericano y mundial, es que las Fuerzas Armadas sean puestas directamente a disposición del Tribunal Nacional de Elecciones durante el proceso electoral. Aunque en Chile, las Fuerzas Armadas vigilen el proceso electoral, en ningún caso están sujetas a la Autoridad Electoral.Pero más notable aún, es la disposición del Artículo 272, párrafo segundo de la Constitución Política de Honduras, que establece que “Se instituyen [las Fuerzas Armadas] para defender la integridad territorial y la soberanía de la República, mantener la paz, el imperio de la Constitución, los principios del libre sufragio y la alternabilidad en el ejercicio de la presidencia de la República.”En este caso, Honduras se queda sola y sin una buena razón. No existe en la doctrina ni en la práctica comparadas fundamento alguno para otorgar a las Fuerzas Armadas la defensa de los principios del libre sufragio y la alternabilidad en el ejercicio de la presidencia de la República.Es importante que Honduras avance en su proceso de democratización y elimine ese error conceptual de su marco constitucional. La defensa de los derechos políticos como derechos humanos y la alternabilidad en el poder corresponden a la Ley, y a los responsables de aplicarla: el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo, el Poder Judicial y el Tribunal Supremo Electoral. Los ejércitos pueden intervenir como fuerza logística de apoyo en misiones humanitarias, por ejemplo, mas no ser los garantes de la democracia.Por otra parte, la abolición del ejército libera un presupuesto importante que puede ser mejor invertido. El dinero destinado a mantener las fuerzas armadas, puede dedicarse con más beneficio al desarrollo, a financiar servicios sociales y promover un mayor acceso a la educación de calidad y a la salud.El desarme y la desmilitarización son condiciones esenciales de la profundización de la democracia en América Latina. La eliminación completa de las fuerzas armadas, como lo han hecho Costa Rica y los dos países latinoamericanos que siguieron su ejemplo, constituye un paso importante en la calidad de la democracia.“Tan sólo quiero brindar un consejo que veo escrito en el muro de la historia de la humanidad: los ejércitos son enemigos del desarrollo, enemigos de la paz, enemigos de la libertad y enemigos de la alegría.”, dijo el Dr. Oscar Arias…*Dennis P. Petri es Mexicano-Neerlandés, MPhil y MSc del Instituto de Estudios Políticos (Sciences Po) de París (Francia), especialidad en Política Comparada de América Latina, Coordinador del Instituto de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano ([email protected])

    Gestión parlamentaria costarricense

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    La recomposición de las relaciones de poder en el seno del parlamento varía cada cuatro años en el sistema político costarricense. Los incrementos en la fragmentación parlamentaria demuestra un aumento en la desafección política que ha venido a perjudicar principalmente a los partidos políticos tradicionales, llámense PLN, PUSC y la izquierda tradicional. Esta situación refleja la decisión del electorado de apostar hacia un mayor pluripartidismo, restando cada vez más poder de decisión política a la fracción del partido que considera estará en el ejercicio del gobierno.Desde 1998 se han celebrado en Costa Rica cuatro procesos electorales, dentro de los cuales se han presentado grandes cambios en el comportamiento electoral y se ha erosionado el sistema bipartidista que se mantenía en firme desde 1986, donde dos grandes partidos capturaban el 95% de los votos. Esto se puede deber a algunos acontecimientos ocurridos en el período comprendido entre 1994 y 1998 que sirvieron como catalizadores para  un aumento en el  descontento ciudadano. Las elecciones celebradas desde el 1998, demuestran un mayor nivel de acceso al escenario parlamentario por parte de los partidos políticos emergentes.Este panorama muestra una creciente fragmentación parlamentaria, la cual evidencia  que durante los mandados de 1982 a 1994 el Ejecutivo y su fracción oficial no requirieron negociar con otras fracciones o legisladores para obtener la mayoría simple. En los períodos comprendidos entre 1994 y 2010, el Ejecutivo y su fracción han requerido votos para sostener una mayoría simple. Adicionalmente, el espacio para la obtención del apoyo necesario les ofrece un panorama compuesto por una principal fuerza de oposición y diversos legisladores minoritarios.La oposición parlamentaria posee en los períodos de 1994 a 2010, y también en el periodo actual (2010-2014), la capacidad de gestionar cursos de acción concertados que sean afines o contradictorios al Poder Ejecutivo, previo a una adecuada capacidad de articular al menos una coalición coyuntural.El período constitucional de 2002-2006 expresa claramente la necesidad del Ejecutivo y de su fracción de construir fuertes coaliciones bipartidistas y multipartidistas, para la obtención de una mayoría simple, y más aún para una mayoría calificada. Es en este período que las fracciones de oposición poseen un espacio más activo para aprobar y construir una agenda parlamentaria más anuente a sus intereses.Para el período constitucional 2006-2010, la composición parlamentaria, a pesar de la fragmentación, ofrece una ventaja atractiva al Poder Ejecutivo: ninguna fracción de oposición tiene la potestad por sí misma de hacer uso del rompimiento del quórum como medida de presión, ya que para ello se requiere conformar una coalición. Esta tendencia se continúa en el período constitucional actual (2010-2014).También en este período constitucional el Poder Ejecutivo cuenta con las posibilidades para lograr coaliciones coyunturales capaces de asegurarle una mayoría simple. Incluso para la consolidación de una coalición tendiente a obtener una mayoría calificada bien podría el articular un entendimiento con la principal fracción de oposición parlamentaria, el PAC, o con una gran coalición con las fracciones del PUSC, ML y dos de las bancadas unipersonales.La institucionalidad parlamentaria costarricense se ve desafiada a partir de la década del 90 e inicios del Siglo XXI por una conformación cada vez más multipartidista inserta en constantes tensiones, que en ocasiones genera la separación temporal de algunos legisladores de las líneas de acción de sus respectivas bancadas, incluso un divorcio radical con su bancada generando la conformación de frentes independientes. Esta realidad ha impulsado un mayor ejercicio de los recursos de poder, que van desde las interpretaciones más detalladas del Reglamento Interno de la Asamblea Legislativa, hasta una práctica política cada vez más compleja de negociación, caracterizada por coaliciones meramente coyunturales (1) y por una profunda injerencia de los actores sociales (2).(1) Coaliciones que se entretejen en el marco de iniciativas específicas y no tanto en una agenda planificada que pueda marcar el desarrollo de un amplio conjunto de propuestas.(2) Al darse una mayor fragmentación parlamentaria, se abren mayores posibilidades por parte de los actores sociales para incidir en las distintas bancadas parlamentarias, partiendo de las relaciones y antagonismos que en la dinámica política se han venido concibiendo entre los legisladores y las distintas fracciones legislativas. *Dennis P. Petri es Mexicano-Neerlandés, MPhil y MSc del Instituto de Estudios Políticos (Sciences Po) de París (Francia), especialidad en Política Comparada de América Latina, Coordinador del Instituto de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano ([email protected])

    Efectividad parlamentaria : incentivos y restricciones coalicionales en Costa Rica y Nicaragua

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    Bibliografía p. 285-303El documento en términos generales presenta una correlación de cuatro factores fundamentales: a) el régimen presidencial y sus efectos en el diseño parlamentario, b) el diseño parlamentario y sus limitaciones para el ejercicio de sus potestades constitucionales, c) la influencia del sistema electoral sobre la conformación parlamentaria, y d) las relaciones entre las mayorías y las minorías parlamentaria, particularmente el cómo lograr la construcción de consensos con el respeto a los derechos de las minorías

    Early Life Child Micronutrient Status, Maternal Reasoning, and a Nurturing Household Environment have Persistent Influences on Child Cognitive Development at Age 5 years : Results from MAL-ED

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    Funding Information: The Etiology, Risk Factors and Interactions of Enteric Infections and Malnutrition and the Consequences for Child Health and Development Project (MAL-ED) is carried out as a collaborative project supported by the Bill & Melinda Gates Foundation, the Foundation for the NIH, and the National Institutes of Health/Fogarty International Center. This work was also supported by the Fogarty International Center, National Institutes of Health (D43-TW009359 to ETR). Author disclosures: BJJM, SAR, LEC, LLP, JCS, BK, RR, RS, ES, LB, ZR, AM, RS, BN, SH, MR, RO, ETR, and LEM-K, no conflicts of interest. Supplemental Tables 1–5 and Supplemental Figures 1–3 are available from the “Supplementary data” link in the online posting of the article and from the same link in the online table of contents at https://academic.oup.com/jn/. Address correspondence to LEM-K (e-mail: [email protected]). Abbreviations used: HOME, Home Observation for Measurement of the Environment inventory; MAL-ED, The Etiology, Risk Factors, and Interactions of Enteric Infections and Malnutrition and the Consequences for Child Health and Development Project; TfR, transferrin receptor; WPPSI, Wechsler Preschool Primary Scales of Intelligence.Peer reviewe

    An Expanded Evaluation of Protein Function Prediction Methods Shows an Improvement In Accuracy

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    Background: A major bottleneck in our understanding of the molecular underpinnings of life is the assignment of function to proteins. While molecular experiments provide the most reliable annotation of proteins, their relatively low throughput and restricted purview have led to an increasing role for computational function prediction. However, assessing methods for protein function prediction and tracking progress in the field remain challenging. Results: We conducted the second critical assessment of functional annotation (CAFA), a timed challenge to assess computational methods that automatically assign protein function. We evaluated 126 methods from 56 research groups for their ability to predict biological functions using Gene Ontology and gene-disease associations using Human Phenotype Ontology on a set of 3681 proteins from 18 species. CAFA2 featured expanded analysis compared with CAFA1, with regards to data set size, variety, and assessment metrics. To review progress in the field, the analysis compared the best methods from CAFA1 to those of CAFA2. Conclusions: The top-performing methods in CAFA2 outperformed those from CAFA1. This increased accuracy can be attributed to a combination of the growing number of experimental annotations and improved methods for function prediction. The assessment also revealed that the definition of top-performing algorithms is ontology specific, that different performance metrics can be used to probe the nature of accurate predictions, and the relative diversity of predictions in the biological process and human phenotype ontologies. While there was methodological improvement between CAFA1 and CAFA2, the interpretation of results and usefulness of individual methods remain context-dependent

    An expanded evaluation of protein function prediction methods shows an improvement in accuracy

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    Background: A major bottleneck in our understanding of the molecular underpinnings of life is the assignment of function to proteins. While molecular experiments provide the most reliable annotation of proteins, their relatively low throughput and restricted purview have led to an increasing role for computational function prediction. However, assessing methods for protein function prediction and tracking progress in the field remain challenging. Results: We conducted the second critical assessment of functional annotation (CAFA), a timed challenge to assess computational methods that automatically assign protein function. We evaluated 126 methods from 56 research groups for their ability to predict biological functions using Gene Ontology and gene-disease associations using Human Phenotype Ontology on a set of 3681 proteins from 18 species. CAFA2 featured expanded analysis compared with CAFA1, with regards to data set size, variety, and assessment metrics. To review progress in the field, the analysis compared the best methods from CAFA1 to those of CAFA2. Conclusions: The top-performing methods in CAFA2 outperformed those from CAFA1. This increased accuracy can be attributed to a combination of the growing number of experimental annotations and improved methods for function prediction. The assessment also revealed that the definition of top-performing algorithms is ontology specific, that different performance metrics can be used to probe the nature of accurate predictions, and the relative diversity of predictions in the biological process and human phenotype ontologies. While there was methodological improvement between CAFA1 and CAFA2, the interpretation of results and usefulness of individual methods remain context-dependent. Keywords: Protein function prediction, Disease gene prioritizationpublishedVersio

    Early life child micronutrient status, maternal reasoning, and a nurturing household environment have persistent influences on child cognitive development at age 5 years: Results from MAL-ED

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    Background: Child cognitive development is influenced by early-life insults and protective factors. To what extent these factors have a long-term legacy on child development and hence fulfillment of cognitive potential is unknown. Objective: The aim of this study was to examine the relation between early-life factors (birth to 2 y) and cognitive development at 5 y. Methods: Observational follow-up visits were made of children at 5 y, previously enrolled in the community-based MAL-ED longitudinal cohort. The burden of enteropathogens, prevalence of illness, complementary diet intake, micronutrient status, and household and maternal factors from birth to 2 y were extensively measured and their relation with the Wechsler Preschool Primary Scales of Intelligence at 5 y was examined through use of linear regression. Results: Cognitive T-scores from 813 of 1198 (68%) children were examined and 5 variables had significant associations in multivariable models: mean child plasma transferrin receptor concentration (β: −1.81, 95% CI: −2.75, −0.86), number of years of maternal education (β: 0.27, 95% CI: 0.08, 0.45), maternal cognitive reasoning score (β: 0.09, 95% CI: 0.03, 0.15), household assets score (β: 0.64, 95% CI: 0.24, 1.04), and HOME child cleanliness factor (β: 0.60, 95% CI: 0.05, 1.15). In multivariable models, the mean rate of enteropathogen detections, burden of illness, and complementary food intakes between birth and 2 y were not significantly related to 5-y cognition. Conclusions: A nurturing home context in terms of a healthy/clean environment and household wealth, provision of adequate micronutrients, maternal education, and cognitive reasoning have a strong and persistent influence on child cognitive development. Efforts addressing aspects of poverty around micronutrient status, nurturing caregiving, and enabling home environments are likely to have lasting positive impacts on child cognitive development.publishedVersio

    Analysis of shared common genetic risk between amyotrophic lateral sclerosis and epilepsy

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    Because hyper-excitability has been shown to be a shared pathophysiological mechanism, we used the latest and largest genome-wide studies in amyotrophic lateral sclerosis (n = 36,052) and epilepsy (n = 38,349) to determine genetic overlap between these conditions. First, we showed no significant genetic correlation, also when binned on minor allele frequency. Second, we confirmed the absence of polygenic overlap using genomic risk score analysis. Finally, we did not identify pleiotropic variants in meta-analyses of the 2 diseases. Our findings indicate that amyotrophic lateral sclerosis and epilepsy do not share common genetic risk, showing that hyper-excitability in both disorders has distinct origins

    Basic science232. Certolizumab pegol prevents pro-inflammatory alterations in endothelial cell function

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    Background: Cardiovascular disease is a major comorbidity of rheumatoid arthritis (RA) and a leading cause of death. Chronic systemic inflammation involving tumour necrosis factor alpha (TNF) could contribute to endothelial activation and atherogenesis. A number of anti-TNF therapies are in current use for the treatment of RA, including certolizumab pegol (CZP), (Cimzia ®; UCB, Belgium). Anti-TNF therapy has been associated with reduced clinical cardiovascular disease risk and ameliorated vascular function in RA patients. However, the specific effects of TNF inhibitors on endothelial cell function are largely unknown. Our aim was to investigate the mechanisms underpinning CZP effects on TNF-activated human endothelial cells. Methods: Human aortic endothelial cells (HAoECs) were cultured in vitro and exposed to a) TNF alone, b) TNF plus CZP, or c) neither agent. Microarray analysis was used to examine the transcriptional profile of cells treated for 6 hrs and quantitative polymerase chain reaction (qPCR) analysed gene expression at 1, 3, 6 and 24 hrs. NF-κB localization and IκB degradation were investigated using immunocytochemistry, high content analysis and western blotting. Flow cytometry was conducted to detect microparticle release from HAoECs. Results: Transcriptional profiling revealed that while TNF alone had strong effects on endothelial gene expression, TNF and CZP in combination produced a global gene expression pattern similar to untreated control. The two most highly up-regulated genes in response to TNF treatment were adhesion molecules E-selectin and VCAM-1 (q 0.2 compared to control; p > 0.05 compared to TNF alone). The NF-κB pathway was confirmed as a downstream target of TNF-induced HAoEC activation, via nuclear translocation of NF-κB and degradation of IκB, effects which were abolished by treatment with CZP. In addition, flow cytometry detected an increased production of endothelial microparticles in TNF-activated HAoECs, which was prevented by treatment with CZP. Conclusions: We have found at a cellular level that a clinically available TNF inhibitor, CZP reduces the expression of adhesion molecule expression, and prevents TNF-induced activation of the NF-κB pathway. Furthermore, CZP prevents the production of microparticles by activated endothelial cells. This could be central to the prevention of inflammatory environments underlying these conditions and measurement of microparticles has potential as a novel prognostic marker for future cardiovascular events in this patient group. Disclosure statement: Y.A. received a research grant from UCB. I.B. received a research grant from UCB. S.H. received a research grant from UCB. All other authors have declared no conflicts of interes

    Global, regional, and national age-sex-specific mortality for 282 causes of death in 195 countries and territories, 1980-2017 : a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2017

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    Background Global development goals increasingly rely on country-specific estimates for benchmarking a nation's progress. To meet this need, the Global Burden of Diseases, Injuries, and Risk Factors Study (GBD) 2016 estimated global, regional, national, and, for selected locations, subnational cause-specific mortality beginning in the year 1980. Here we report an update to that study, making use of newly available data and improved methods. GBD 2017 provides a comprehensive assessment of cause-specific mortality for 282 causes in 195 countries and territories from 1980 to 2017. Methods The causes of death database is composed of vital registration (VR), verbal autopsy (VA), registry, survey, police, and surveillance data. GBD 2017 added ten VA studies, 127 country-years of VR data, 502 cancer-registry country-years, and an additional surveillance country-year. Expansions of the GBD cause of death hierarchy resulted in 18 additional causes estimated for GBD 2017. Newly available data led to subnational estimates for five additional countries Ethiopia, Iran, New Zealand, Norway, and Russia. Deaths assigned International Classification of Diseases (ICD) codes for non-specific, implausible, or intermediate causes of death were reassigned to underlying causes by redistribution algorithms that were incorporated into uncertainty estimation. We used statistical modelling tools developed for GBD, including the Cause of Death Ensemble model (CODErn), to generate cause fractions and cause specific death rates for each location, year, age, and sex. Instead of using UN estimates as in previous versions, GBD 2017 independently estimated population size and fertility rate for all locations. Years of life lost (YLLs) were then calculated as the sum of each death multiplied by the standard life expectancy at each age. All rates reported here are age-standardised. Findings At the broadest grouping of causes of death (Level 1), non-communicable diseases (NC Ds) comprised the greatest fraction of deaths, contributing to 73.4% (95% uncertainty interval [UI] 72.5-74.1) of total deaths in 2017, while communicable, maternal, neonatal, and nutritional (CMNN) causes accounted for 186% (17.9-19.6), and injuries 8.0% (7.7-8.2). Total numbers of deaths from NCD causes increased from 2007 to 2017 by 22.7% (21.5-23.9), representing an additional 7.61 million (7. 20-8.01) deaths estimated in 2017 versus 2007. The death rate from NCDs decreased globally by 7.9% (7.08.8). The number of deaths for CMNN causes decreased by 222% (20.0-24.0) and the death rate by 31.8% (30.1-33.3). Total deaths from injuries increased by 2.3% (0-5-4-0) between 2007 and 2017, and the death rate from injuries decreased by 13.7% (12.2-15.1) to 57.9 deaths (55.9-59.2) per 100 000 in 2017. Deaths from substance use disorders also increased, rising from 284 000 deaths (268 000-289 000) globally in 2007 to 352 000 (334 000-363 000) in 2017. Between 2007 and 2017, total deaths from conflict and terrorism increased by 118.0% (88.8-148.6). A greater reduction in total deaths and death rates was observed for some CMNN causes among children younger than 5 years than for older adults, such as a 36.4% (32.2-40.6) reduction in deaths from lower respiratory infections for children younger than 5 years compared with a 33.6% (31.2-36.1) increase in adults older than 70 years. Globally, the number of deaths was greater for men than for women at most ages in 2017, except at ages older than 85 years. Trends in global YLLs reflect an epidemiological transition, with decreases in total YLLs from enteric infections, respirator}, infections and tuberculosis, and maternal and neonatal disorders between 1990 and 2017; these were generally greater in magnitude at the lowest levels of the Socio-demographic Index (SDI). At the same time, there were large increases in YLLs from neoplasms and cardiovascular diseases. YLL rates decreased across the five leading Level 2 causes in all SDI quintiles. The leading causes of YLLs in 1990 neonatal disorders, lower respiratory infections, and diarrhoeal diseases were ranked second, fourth, and fifth, in 2017. Meanwhile, estimated YLLs increased for ischaemic heart disease (ranked first in 2017) and stroke (ranked third), even though YLL rates decreased. Population growth contributed to increased total deaths across the 20 leading Level 2 causes of mortality between 2007 and 2017. Decreases in the cause-specific mortality rate reduced the effect of population growth for all but three causes: substance use disorders, neurological disorders, and skin and subcutaneous diseases. Interpretation Improvements in global health have been unevenly distributed among populations. Deaths due to injuries, substance use disorders, armed conflict and terrorism, neoplasms, and cardiovascular disease are expanding threats to global health. For causes of death such as lower respiratory and enteric infections, more rapid progress occurred for children than for the oldest adults, and there is continuing disparity in mortality rates by sex across age groups. Reductions in the death rate of some common diseases are themselves slowing or have ceased, primarily for NCDs, and the death rate for selected causes has increased in the past decade. Copyright (C) 2018 The Author(s). Published by Elsevier Ltd.Peer reviewe
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